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miércoles, 21 de noviembre de 2007

Después de los Sonidos

El sonido era un problema en los primeros tiempos del cine sonoro. Una amenaza mayor para la libertad de la imagen consistía en la necesidad de que el actor hablase cerca de los micrófonos. Los equipos de sonido de la época exigían que la persona que hablaba se dirigiese al micrófono y a corta distancia. Los micrófonos se escondían en los floreros, tras las cortinas o en la peluca de los actores. En muchos filmes de aquellos tiempos se puede apreciar el envaramiento de los actores y su cercanía extraña hablando con los objetos más diversos.

Uno de los grandes problemas del cine sonoro se debió a la insonorización que debió hacerse de los platós. El primer plató para sonido de La Warner en los antiguos estudios Vitaphone de Nueva York era una especie de gigantesca caja, de unos 14 metros cuadrados y 8,5 metros de altura, con cortinajes colgando por todos lados, en un intento por ahogar los sonidos no deseados.

El conocido león del emblema de la Metro tuvo que ponerse también delante del micrófono.

La llegada del cine sonoro supuso un duro golpe para Charles Chaplin quien, en principio, se negó a aceptarlo, negándole validez artística. Evitó hablar en dos películas ya sonoras: Luces de la ciudad (1931) y Tiempos modernos (1936), que no eran en realidad sino películas mudas con músicas y efectos ingeniosamente sincronizados. Todo hacía pensar que Chaplin, el gran mimo, sería una más de aquellas estrellas que no supieron adaptarse a la llegada del cine sonoro. Chaplin no habló en la pantalla hasta El gran dictador (1941), pero cuando lo hizo, volvió a tener los éxitos de siempre.

Hubo películas sonoras, basadas en una variedad de sistemas, hechas antes de los años 1920, generalmente con intérpretes sincronizando los labios con grabaciones de audio previamente hechas. La tecnología era mucho más adecuada para propósitos comerciales, y durante muchos años los jefes de los principales estudios de cine de Hollywood vieron poco beneficio en producir películas sonoras. Estas películas fueron relegadas, junto con las películas de color, al estado de curiosidad.

La primera película sonora en recibir una aprobación crítica casi universal fue El ángel azul (Der blaue engel) estrenada el 1 de abril de 1930, fue dirigida por Josef von Sternberg. La primera película hablada estadounidense en ser ampliamente respetada fue Sin novedad en el frente, dirigida por Lewis Milestone, estrenada el 21 de abril. Se considera la película francesa La edad de oro, dirigida por Luis Buñuel, que apareció en octubre de 1930, una de las importaciones más estéticas, aunque más como una señal de expresión del movimiento surrealista que como cine en sí. La película sonora más antigua ahora reconocida por la mayoría de historiadores de cine como una obra maestra es M de Nero-Film, dirigida por Fritz Lang, que se estrenó el 11 de mayo de 1931.

Una curiosidad acerca del sonido es que Eisenstein, después de su viaje a Hollywood y México, tras llegar a la Unión Soviética puso música, usando sistemas de sonorización, a varias de sus películas mudas. Destaca Alexander Nevski, 1938, con una fantástica banda sonora compuesta por Prokofiev.

Para terminar quiero comentar algunas de las anécdotas ocurridas entre el sonido y el cine.

-El famoso grito de Tarzán, de Jonny Weissmuller se logró mezclando la propia voz del actor con ladridos de perro, risa de hiena y el do de una soprano.

-En la película El Exorcista, el director William Friedkin incluyó técnicas subliminales visuales y auditivas para reforzar los efectos emocionales provocados por la película. En la banda sonora de la película, se pueden escuchar enjambres de abejas, gruñidos de cerdos que son degollados, rugidos de león y maullidos de gatos, además de que entre los fotogramas de la película se incluyó una máscara de la muerte.

-El film Cantando bajo la lluvia, gira en torno a las peripecias ocurridas durante el rodaje de uno de los primeros filmes del cine sonoro, en su transición desde el mudo. Se cuenta en la misma, como Lina Lamont, papel interpretado por Jean Hagen, tiene una voz chillona que no encaja con la nueva técnica, por lo que, se tiene que recurrir a Kathy Selden (Debbie Reynolds), para que “doble” su voz. Todo gira en torno al malentendido que existe. Cuentan que Debbie Reynolds, muy joven entonces, no pasaba de ser una aficionada entre tanto profesional y tuvo que soportar semanas de duro entrenamiento para prepararse para el papel. En el rodaje, lleno de anécdotas, cabe destacar que, si en la historia era Debbie Reynolds la que doblaba a Jean Hagen, en la realidad fue ésta ultima la que tuvo que doblar a la Reynolds, que era incapaz de llegar a los registros altos en sus canciones.

1 comentario:

María Dolores Díaz Noguera dijo...

Muy bien. La entrada es correcta.

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